Mas os hago saber, hermanos, que el Evangelio que ha sido anunciado por mí, no es según hombre;
ni yo lo recibí, ni aprendí de hombre, sino por revelación de Jesús, el Cristo.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia,
porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.