Evangelio de Mateo

El Evangelio de Mateo es el primer libro del Nuevo Testamento y uno de los tres evangelios sinópticos. Mateo relata que Jesús, como el Mesías de Israel, es rechazado y ejecutado, pronuncia juicio sobre Israel y sus líderes y se convierte en la salvación de los gentiles. El evangelio refleja las luchas y conflictos entre la comunidad del evangelista y los otros judíos, particularmente con su aguda crítica a los escribas y fariseos: antes de la crucifixión se les conoce como israelitas, el título honorífico del pueblo elegido de Dios; después de eso, se llaman simplemente Ioudaioi (judíos), una señal de que a través de su rechazo de Cristo, el «Reino de los Cielos» les ha sido quitado y entregado a la Iglesia. El objetivo de Mateo es demostrarles a los judíos que Jesús era efectivamente el Mesías que tanto habían esperado.[1]​ La naturaleza divina de Jesús fue un tema importante para la comunidad mateana, el elemento crucial que separaba a los primeros cristianos de sus compañeros judíos; mientras que Marcos comienza con el bautismo y las tentaciones de Jesús, Mateo se remonta a los orígenes de Jesús, mostrándolo como el Hijo de Dios desde su nacimiento, el cumplimiento de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. El título «Hijo de David» identifica a Jesús como el Mesías sanador y obrador de milagros de Israel (se usa exclusivamente en relación con los milagros), enviado solo a Israel. Como «Hijo del Hombre» volverá a juzgar al mundo, expectativa que sus discípulos reconocen pero que sus enemigos ignoran. Como «Hijo de Dios», Dios se revela a sí mismo a través de su Hijo, y Jesús demuestra su filiación a través de su obediencia y ejemplo. La mayoría de los eruditos creen que el Evangelio se compuso entre los años 80 y 90 d. C., con un rango de posibilidades entre los años 70 y 110 d. C.; una fecha anterior a 70 d. C. sigue siendo una opinión minoritaria. La obra no identifica a su autor, y los eruditos modernos rechazan la tradición primitiva que la atribuye al apóstol Mateo. Probablemente era un judío, que se encontraba al margen entre los valores judíos tradicionales y no tradicionales, y estaba familiarizado con los aspectos legales técnicos de las Escrituras que se debatían en su época. Escribiendo en un pulido «griego de sinagoga» semítico, se basó en el Evangelio de Marcos como fuente, además de la colección hipotética de dichos conocida como «fuente Q» (material compartido con Lucas pero no con Marcos) y material exclusivo de su propia comunidad, llamado fuente M o «Mateo especial».

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